‘Buscar a Dios con los pies en el suelo’, un libro para ayudar a las personas voluntarias a encontrar a Dios entre la pobreza y el sufrimiento

- Luis Enrique Hernández ha escrito esta obra, que puede resultar de utilidad para muchos grupos de Cáritas, desde sus 25 años de experiencia en esta entidad social en La Rioja.
“Buscar a Dios con los pies en el suelo desea transmitir la experiencia personal y el estímulo para la reflexión que a mí me produjo la búsqueda insaciable, que dura toda la vida, de encontrar a Dios… con los pies en el suelo”. Así describe su libro Luis Enrique Hernández, trabajador de Cáritas La Rioja durante 25 años. “La obra nace de una necesidad personal de compartir con las personas voluntarias que dedican parte de su vida a los demás, trabajando en cualquiera de los espacios en los que se pone en peligro la dignidad de las personas, esa pregunta que tanto me (nos) inquieta: ¿Dónde está Dios entre tanto sufrimiento?, ¿cómo actúa en nuestras vidas?”, explica el autor.
Para responder estas cuestiones, en sus 128 páginas plasma algunas de las muchas experiencias vividas en su entorno cercano a lo largo de un cuarto de siglo “de compromiso social en Cáritas rural en La Rioja Alta”. Precisamente dos de los grupos donde trabajó durante estos años, los de Haro y Uruñuela, han sido los primeros en conocer la obra de primera mano y de la voz del propio autor, una obra que puede servir de ayuda a otros muchos grupos de Cáritas.
“Quienes hemos estado en contacto con el sufrimiento y la pobreza hemos necesitado encontrar alguna respuesta que fundamente nuestro compromiso. Deseo compartir con ellos mi lucha por buscar entre las sombras, mis pequeños hallazgos intuitivos, mi angustia ante tanto silencio sin respuesta, mi esperanza al comprobar de quién me he fiado…–afirma Luis Enrique Hernández–. Quiero contarles, sumido en un mar de preguntas e inquietudes, qué es lo que voy hallando en las distintas situaciones que me han ido surgiendo durante mi experiencia al atender el grito sufriente de los desheredados de la tierra. Un espacio privilegiado para acercarse a Dios, para descubrir su rostro, que no está en el cielo, sino en el suelo”.
