Manifiesto de denuncia y sensibilización por el Día Mundial Contra la Trata de Seres Humanos

30 Jul 2019

En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata. Según afirmaron en ese momento, un día necesario para “concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos”. Seis años después, desde Cáritas La Rioja piden medidas para acabar con esta expresión moderna y cruel de la esclavitud. Con el objetivo de denunciar y sensibilizar, la entidad social comparte este manifiesto contra una de las peores violaciones posibles de los derechos humanos.

El 30 de julio se celebra el Día Mundial Contra la Trata de Seres Humanos, conocida como la esclavitud del siglo XXI, para continuar dándole visibilidad a este problema.

La trata de seres humanos es una de las violaciones de derechos humanos más grave y un delito muy lucrativo que afecta a niños, mujeres y hombres. Existen diferentes propósitos de explotación de las víctimas: extracción y comercio de órganos, explotación laboral, explotación para actividades delictivas y explotación sexual.

Se estima que en el mundo hay 21 millones de víctimas. Según la ONU, “sólo el 1% de ellas son identificadas” y su perfil es: principalmente mujeres (59%), seguido de las niñas (17%), los hombres (14%) y los niños (10%). Además, se han identificado víctimas de 152 nacionalidades diferentes repartidas en 124 países del mundo, víctimas de un negocio que genera 32 billones de dólares anualmente.

En España, los dos tipos de trata más comunes son los que tienen como fines la explotación laboral y la explotación sexual. En 2017, se detectaron 10.111 personas en situación de riesgo de ser víctimas de trata en nuestro país. Ese mismo año, se identificaron 533 víctimas de trata con fines de explotación laboral y 577 con fines de explotación sexual.

El enfoque de orden público, especialmente tras la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana –también conocida como “Ley Mordaza” –, prioriza la represión del delito y la persecución de las tramas criminales frente a la protección y promoción de las víctimas. En muchas ocasiones, sólo aquellas que son capaces de colaborar eficazmente con la policía reciben como “contraprestación” servicios asistenciales. Se plantea una curiosa contrapartida donde el acceso a derechos depende de la “colaboración con la justicia”, como si esa persona fuera más un cómplice que una víctima.

Muchas víctimas no son capaces de colaborar no por falta de voluntad, sino porque carecen de información, desconocen datos relevantes para la investigación o porque en numerosas ocasiones el coste de la colaboración (amenazas a sus hijos/as y familias en los países de origen) las pone en una situación de extrema precariedad. Desde este enfoque de orden público, la condición de víctima de estas personas queda cuestionada y su acceso a derechos fundamentales queda muy comprometido.

Es urgente que nuestra sociedad asuma la responsabilidad de erradicar esta forma de esclavitud. Es urgente una voluntad política que tome medidas para garantizar la defensa de la dignidad humana y la lucha contra la trata y el tráfico de seres humanos; unas medidas donde se sitúe a las víctimas como sujeto de derechos humanos por encima de otra batería de bienes jurídicos que proteger (orden público, salud pública, represión del delito etc.).

DI NO A LA TRATA