Tu compromiso mejora el mundo
José Andrés Pérez · Delegado Episcopal para la Acción Caritativa y SocialA través de diferentes materiales hemos invitado a toda la ciudadanía a formar parte de nuestra institución bajo el lema “Sé parte”. Nuestra campaña de Navidad apela a la verdadera naturaleza de la misión de Cáritas, es una invitación a ser agente de escucha, acogida, acompañamiento y alivio de las personas y familias en riesgo de exclusión, a proteger su dignidad y a garantizar su acceso a los derechos humanos. Es una propuesta impregnada del sentido de la Navidad, una celebración en la que, como recuerda el Papa Francisco, “Dios, que nos convoca a la entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas y la luz necesarias para salir adelante”.
Ser parte de Cáritas es un gesto de solidaridad que implica un profundo compromiso y una apuesta por una sociedad más justa ya que, como reza nuestra campaña institucional anual “Tu compromiso mejora el mundo”. Este lema es un lema interpelador porque, a pesar de su aparente claridad, hablar hoy de compromiso no está de moda. Suena a trasnochado, a poco actual o conservador. Está asociado al para siempre en un mundo en el que casi todo es para un rato. Hablar hoy de compromiso es ir contra corriente.
La falta de compromiso es lo que caracteriza nuestra sociedad: en las relaciones, en la pareja, la familia, en lo social, en la política, en lo cultural… Las nuevas dinámicas sociales se construyen para que puedan funcionar sin necesidad de compromiso. Las nuevas generaciones se relacionan desde la creencia de que el compromiso no es importante, ni a nivel laboral, ni social y tampoco personal.
En Cáritas vamos contracorriente porque sí hablamos de compromiso y con toda la actualidad y el rigor que nos exige la realidad. Pero no hablamos de cualquier compromiso. No hablamos de una relación contractual ni del valor que permite al ser humano lograr sus objetivos o éxitos, tampoco de un compromiso concreto que se ciñe a un horario o a un talón bancario. Hablamos de otro tipo de compromiso que tiene como referente a una persona muy concreta, Jesús de Nazaret. Un mesías que, como nos dice san Mateo, “no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida”.
El compromiso que Jesús nos propone es un compromiso vivido como vocación, como algo que da sentido a toda la vida y la llena de plenitud, un motor de transformación tanto de la propia vida como de la de los demás y de la sociedad entera porque va dirigido a construir un mundo más fraterno y solidario, más justo y pacífico.
Es un compromiso entendido no sólo como algo individual, sino como misión de toda la comunidad. De los creyentes de toda la Iglesia y también de toda la sociedad, incluso aquellos que no comparten nuestra fe. La construcción de un marco de convivencia más humano y justo, donde nadie quede excluido, es algo que nos atañe a todos cuantos conformamos la familia humana.
Este compromiso se nos invita a vivirlo transitando unos caminos concretos y no como algo vago y puramente idealista, sin repercusiones prácticas en las personas o en la propia sociedad. Algunos de estos caminos pueden ser:
- La defensa de la dignidad humana, porque el mayor problema no está sólo en la pobreza, sino en la pérdida de la dignidad humana que se esconde detrás de la pobreza y que afecta a quienes la sufren y a quienes la generan.
- El cuidado de la casa común del que tanto nos habla el Papa Francisco y que nos lleva a sentirnos solidarios con la realidad global de nuestro mundo, sabiendo que el cuidado de nuestra vida, de las relaciones con la naturaleza y de la casa común es inseparable de la justicia, la fraternidad y la fidelidad a los demás.
- El servicio al desarrollo humano integral: “promover a todos los hombres y a todo el hombre”, en frase de Pablo VI.
- La transformación personal y social, porque si bien es cierto que hay que transformar las estructuras sociales productoras de desigualdades e in justicias, no lo haremos en profundidad sino no nos transformamos también nosotros y nuestras actitudes.
- Abrir caminos a una economía más solidaria, en la que el dinero no sea un dios y el beneficio económico el único objetivo, sino que sean las personas, su dignidad y su desarrollo integral el objetivo primordial de toda la actividad económica.
Por eso desde Caritas lanzamos hoy este lema, más necesario y más verdadero que nunca para todos: “Tu compromiso (de verdad) mejora el mundo”. Gracias al compromiso de nuestros casi 1.000 voluntarios y otros tantos colaboradores y donantes que nos permitís desarrollar cada día nuestros programas de acción social. Y gracias también a todos los que con pequeños gestos en vuestra vida cotidiana contribuís a labrar un mundo mejor.